Ruta Valle de los suenos - 2

Pueblo de supervivientes

Nos adentramos en un pueblo aparentemente perdido entre las montañas que conforman la sierra norte de Madrid. Numerosas motos siguen el mismo recorrido que nosotros y al llegar al centro, una pequeña y acogedora plaza con numerosos visitantes nos da la bienvenida.

Solo 73 habitantes, y disponen de una oficina de turismo, ¿por qué? Sin saberlo previamente, nos encontramos en el pueblo con más arte por metro cuadrado. Federico Eguía se encarga de enseñarnos los diferentes rincones de este municipio, que nos ayudará a entender por qué este pueblo está lleno de magia.

El primer sitio que conocemos es uno de los más antiguos del municipio. Aquí conocemos a Brígida, la encargada de cuidar la Parroquia de Puebla. Tendrá unos 78 años -perdoname amiga, si son menos-, y lo que yo no me esperaba es que horas más tarde me sorprendería con su historia.

Parroquia de la Purísima Concepción

Cuando nos adentramos en este edificio, acompañados por las breves explicaciones de Federico, ya nos hacemos una idea de las diferentes curiosidades de este pueblo. Este fue uno de los municipios más devastados por la Guerra Civil, eso seguro. Las paredes del exterior e interior de los distintos edificios estaban cubiertas de barro y pintura blanca -incluidas las de esta Iglesia-. Tras esta trágica época, el barro fue retirado debido al desastre, dejando al descubierto las paredes originales. Pero nada más. A las diferentes generaciones les ha servido de poco preguntar a sus ancestros acerca de la guerra.

Desde el porche de la Iglesia diviso el paisaje: montaña y arboleda, con los colores típicos del otoño. La imagen parece sacada de un cuadro pero lo cierto es que son mis ojos los que están siendo testigos de esta maravillosa estampa. Seguimos el camino, y nos acercamos hasta la ermita.

La ermita y su fuente árabe

Brígida, silenciosa y siguiéndonos los pasos, nos abre también las puertas de la ermita en la que se encuentra la patrona de Puebla de la Sierra. La Virgen de los Dolores vive aquí durante todo el año hasta que se celebran las fiestas en su honor en septiembre. El entorno no solo está adornado con las diferentes esculturas que componen el famoso Valle de los Sueños. También encontramos  la fuente árabe, construida durante la invasión de los mismos en el pueblo.

Insisto a Brígida en que me cuente cómo viven en un pueblo tan pequeño la Semana Santa, las fiestas patronales y las tradiciones que se viven en Puebla de la Sierra. Lo siento, pero ahora que veo soltarse a esta mujer noto que tiene algo dentro que me sorprenderá. 

Mientras mi compañero suelta algunos flashes sobre el  entorno, tomo de nuevo a Brígida. La miro y la pregunto: ¿Es usted de Puebla, de toda la vida?; ¿Cómo fue su infancia en un pueblo tan pequeño? Solo bastaron estas dos cuestiones para no solo ayudar a imaginarme su infancia, sino su vida entera. Infancia feliz en Puebla de la Sierra, hasta marcharse a una finca cercana de la que sus padres eran los cuidadores. Más tarde, decide mudarse a Coslada. ¿Y qué hiciste en Coslada Brígida? Estudiar Criminología. 

Sin palabras. Y no solo porque una mujer nacida en un pueblo diminuto de la sierra -a veces incomunicado durante meses por la nieve- consiguiera estudiar una carrera, sino porque nunca había ejercido dicha profesión.

Entonces… ¿a qué se dedicó? Pues a limpiar casas, hasta hace cuatro años que son justos los que llevo jubilada.

¿Y esta gente? ¡Llevamos casi dos horas en este pueblo y no han dejado de sorprenderme!

“(Y lo seguirán haciendo…)”

Nos despedimos de Brígida, y acompañados por Federico nos adentramos en el famoso museo.

Museo japonés

Pintor y poeta. Federico Eguía, natural de Puebla de la Sierra es el causante de que este municipio esté hermanado con Osaka (Japón). Sí, un pueblo de la sierra de Madrid tiene un edificio dedicado exclusivamente a pinturas y esculturas de origen japonés. Federico decidió contar a su galerista el proyecto que tenía en mente, y este al tener contacto con Japón, no dudó en transmitir lo que Federico tenía entre manos. Los japoneses no se pensaron siquiera en querer visitar el pueblo y ofrecer parte de su arte. Así nace uno de los primeros museos japoneses, aún con cerca de 200 obras por exponer.

El pueblo fue y es pequeño, pero una de las profesiones oficiales que había en el municipio era la del herrero. Por eso, la Fragua es una de las visitas obligadas de Puebla.

La Fragua

Federico nos cuenta y enseña su interior, y nos comenta como este era uno de los oficios que pasaba de generación en generación. El fuelle y el horno de leña son lo primero que vemos al entrar. Mirando alrededor, descubrimos los diferentes artilugios y elementos que se utilizan en la Fragua. Cualquier trabajador del gremio seguro habrá soñado alguna vez con un sitio como este.

Y por fin, el tan mencionado Valle de los Sueños.

El Valle de los Sueños

El gran protagonista de Puebla de la Sierra nos enseña su proyecto estrella. El inicio de la ruta del Valle de los Sueños ya nos adentra en la profundidad de lo que significan estas esculturas.Todas ellas donadas por artistas de todo el mundo, hacen que el pueblo tenga un encanto especial. No damos ni dos pasos seguidos cuando nos encontramos con la siguiente; con otro artista, otra historia. Federico Eguía no solo ha conseguido que su pueblo se haya convertido en uno de los municipios de la sierra de Madrid con más arte y protagonismo, sino que también, sin saberlo, ha inculcado el cuidado y el respeto por estas obras a todos sus habitantes y visitantes.

Volvemos a la plaza de Puebla de la Sierra, y la gente no para de llegar en sus motos,coches; acompañados de sus perros, amigos, familia. Cualquier recobeco es bueno para tomar una caña al sol, y disfrutar de las vistas que nos regala este día de noviembre cálido. ¡Qué ambiente se respira en un sitio tan pequeño!. Esa sensación… es casi como la que sientes al llegar a casa por Navidad -o porque sí-: hogar.

Y automáticamente pienso en mi casa, en mi familia, y en las ganas de descolgar el teléfono para planear una escapada a Puebla de la Sierra, y que vean lo que yo acabo de ver con mis ojos. Como con tan poco se puede hacer tanto.